REFLEXIONES PEDAGÓGICAS

30 ene 2016

Razones para la integración

Razones de la integración
Mario Maesso Corral 

 Detrás de la decisión de un país de incorporarse a un proceso integrador existen diversas motivaciones. Por una parte, espera obtener una serie de ventajas que le proporcionen un mayor nivel de bienestar. Estas constituyen las razones económicas de la integración, estrechamente ligadas a los efectos positivos generados por la misma. Pero, por otra parte, también concurren razones extraeconómicas ya que los procesos integradores conllevan implicaciones, no solo económicas, sino también sociales, políticas o estratégicas. Tradicionalmente, la integración económica se ha considerado como una extensión de la teoría del libre comercio y un paso en la dirección correcta, por cuanto es el inicio del desmantelamiento de la protección. En este sentido, los argumentos a favor de la integración comercial serían los mismos que los habitualmente esgrimidos en defensa del libre comercio. No es hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando la teoría de la integración se convierte en una parte diferenciada de la teoría del comercio internacional gracias a la obra de Viner  sobre uniones aduaneras, que abre una nueva línea de pensamiento seguida y completada por relevantes autores. La teoría de las uniones aduaneras implica un cambio de enfoque al analizar los efectos que genera la discriminación arancelaria. En efecto, hasta entonces solo se consideraban las ventajas de la eliminación de barreras comerciales entre países miembros. Pero Viner pone de relieve que la integración comercial es una liberalización discriminatoria y parcial, de la que los países miembros esperan obtener ganancias en detrimento de los países no miembros. En el caso de países en desarrollo una razón clave es mejorar las posibilidades de crecimiento y aquí cobra especial importancia el conocido argumento Cooper-Massell que sostiene que la integración les permitirá reducir los costes de su industrialización al acceder a economías de escala, superando así el problema de los estrechos mercados nacionales (Cooper y Massell, 1965, página 462).

La teoría de la integración se centra, como hemos visto, en las razones económicas, pero también existen razones extraeconómicas como la creencia de que un estrechamiento de los lazos económicos supone una garantía para evitar futuros conflictos, o el mayor peso económico y político del área y su mayor poder negociador en los foros internacionales. En el contexto actual, muchos consideran que el avance del regionalismo responde a la necesidad de aumentar la competitividad para hacer frente a los retos que impone la globalización económica. Finalmente, cabe añadir que los actuales ACR, al abordar cuestiones como la migración o los derechos de la propiedad intelectual, abren nuevas oportunidades a la obtención de ganancias y, por tanto, nuevas razones para la integración.