Por Carlos
Fajardo Fajardo
Hijos del
neoliberalismo –en realidad neoconservadores- han sido educados para obedecer,
aceptar y aplicar las ordenanzas de un capitalismo mordaz. Alabar y no rechazar
son sus slogans. Con tales actitudes aspiran a fortalecer los regímenes antes
que a mostrar sus debilidades. Son los nuevos técnicos del pensamiento.
Alfabetizados en las tecnologías, han hecho de éstas un tótem supremo desde las
cuales creen conocer en profundidad el mundo, la realidad del mismo. Despolitizados,
des-socializados, individualistas y tecnócratas, se estremecen ante la palabra
confrontación. Seguidores del pensamiento utensiliar, son monaguillos que vuelven culto los
reglamentos autoritarios de la educación. Son los baby teacher de las universidades: eficaces,
eficientes, autómatas bilingües, “todo terreno”, choferes de las tecnologías.
Gestionan sin queja la dictadura normativa de las llamadas investigaciones
universitarias. Hijos del neoliberalismo, baby
teacher de las instituciones.
En
Colombia, existen grandes laboratorios que los producen en serie y se
reproducen exponencialmente. Todos han egresado de universidades que les tocó
sufrir el azote de la Ley 30, la cual no sólo impulsó una agresiva
privatización, sino que las ahogó en su misma sustancia al obligarlas a llevar
un plan acelerado de acreditación acorde a las exigencias del mercado global.
Como consecuencia, se desmontaron currículos, se ajustaron los planes de
estudio a nefastos objetivos y se desterró todo proyecto de una pedagogía
crítica y renovadora.
En varios
aspectos, los discursos doctrinales, religiosos, moralistas y políticos de esta
primera década del siglo XXI, se asemejan a los de la llamada Regeneración de
la República Conservadora impuesta en el país desde 1880 hasta 1930:
servidumbre hacendaria y partidista, maniqueísmos religiosos y morales,
conservadurismo, ideología imperial y papal, controles a la educación, censura
camuflada, obstáculos a la modernidad crítico-creativa, centralismo
intelectual, rechazo a la autonomía del intelectual disidente.
Todas las
pocas conquistas de autonomía universitaria, docente, estudiantil, e
intelectual lograda en los años sesenta hasta mediados de los ochenta, fueron
diluyéndose y cambiándose por una adaptación servicial e integrada al “nuevo
orden global”. La consolidación de la economía de mercado, del poder de los
medios masivos de comunicación, de las tecnologías digitales, la urbanización e
inmigración masiva, la privatización en serie y en serio, la banalización de la
cultura, son algunos contextos sobre los cuales se desarrolló y se llevó a cabo
el pensamiento neo-conservador de última hora. Como consecuencias
observamos el paso de los intelectuales críticos a los baby teacher “todo terreno”, adaptados al
son que les toquen.
Desde
aproximadamente 1990 un cambio radical ha impactado en las estructuras
universitarias. Todos sus estamentos han sido lentamente transformados. El
neoliberalismo atrapó las libertades colectivas e individuales que todavía eran
posibles en las instituciones tanto públicas como privadas. Así, los
profesores, estudiantes e intelectuales entraron a un espacio de mayor control.
Se impuso un lenguaje administrativo y ecónomo. Con ello se pasó de una activa
reflexión a la sumisión de la gestión. Entonces, conceptos tales como,
eficiencia, eficacia, competitividad, flexibilización, administración e
insumos, entraron a formar parte del lenguaje en los ámbitos educativos. Como
resultado tenemos un nuevo tipo de intelectual: el docente eficiente con lenguaje
ecónomo. El denominado “relevo generacional”, es decir, jóvenes profesores que
reemplazan a los viejos intelectuales de vanguardia crítica, y el nombramiento
de economistas y de administradores en los mandos medios de dirección
académica, garantizan las reformas curriculares acorde con las demandas
neoliberales. Golpe bajo al trabajo crítico y humanista; ganancia para el
trabajo administrativo. Burócratas contra intelectuales.
De manera
que la Universidad se adapta a las exigencias del mercado edificando el llamado
por algunos teóricos “capitalismo académico”: una “Universidad emprendedora”,
lo que quiere decir subordinada a la mercantilización de sus componentes. El
“capitalismo académico”, el cual ha sido impuesto como política central por los
países de élite, asume la educación como industria, fábrica, como businnes university. La Universidad queda reducida a un
bazar de servicios educativos y de bienes simbólicos y culturales, con clientes
y accionistas (los estudiantes), con obreros y asalariados (los profesores),
con productos (los resultados de las investigaciones, los saberes y
conocimientos) y gerentes ecónomos, administradores (directivas). En este bazar
universitario a los logros académicos de los profesores se les evalúa o
controla de forma cuantitativa, es decir, por la cantidad de productos de
investigación, de publicaciones, de cátedras, de participación en eventos. Al
profesorado se le trata como a un insumo, un objeto consumible y consumidor.
Las lógicas de la comercialización de la eficacia y de las competencias de
rentabilidad dominan el territorio.
¿Dónde la
autonomía crítica del docente intelectual? Losbaby teacher dan la respuesta: son cosas del pasado
dicen; peticiones de una historia muerta, enterrada. En su lenguaje dan un no a
la memoria y un sí al “ahorismo” consumible, adaptado. La instrucción y
formación de docentes que hacen de la tecnocracia algo plenipotenciario, o bien
que asumen la modernización tecnológica, impuesta desde arriba, con preocupante
ingenuidad, es una de las más grandes heridas en el corazón de la academia.
Ante la reflexión se propone la gestión; frente al debate político y cultural
se irrumpe con una relajación pragmática; contra una actitud de confrontación y
diferencia, se establece una postura de adaptación, aceptación y confort
académico. Es la “mercadización” de lo social, de lo educativo, donde triunfan
las dinámicas de lo administrativo, del “gerencialismo”. De esta forma, la
paranoia, la autocensura y el conformismo se reivindican en estos escenarios empresariales
de hipervigilancia y control competitivo.
El ascenso
del pensamiento neoconservador y de la globalización económica neoliberal ha
contribuido a crear este tipo de docente universitario adaptado y adaptable. De
modo que al joven docente le han otorgado un papel de legitimador político,
cultural y moral de los regímenes hegemónicos. Atrás quedaron los tiempos del
intelectual disidente, las posiciones libertarias. ¡Oh baby teacher, bienvenidos al
futuro!
*Poeta, ensayista y catedrático colombiano