"Colombia
es una cenicienta que quiere ir al baile de los países desarrollados"
Rodolfo Llinás, uno de los científicos más importantes
del país, critica un sistema educativo que no respeta a los niños y no les
enseña lo que necesitan.
SEMANA: Usted lleva 52 años fuera de Colombia, pero
nunca ha faltado a una cumbre como la que se realizó esta semana para hablar de
educación. ¿Por qué?
RODOLFO LLINÁS: Es muy sencillo, es mi patria. La
recuerdo con enorme cariño. La patria es como la primera novia que uno tiene:
totalmente inolvidable.
SEMANA: ¿Y entonces por qué se fue?
R. LL: Porque no había posibilidades en Colombia.
SEMANA: ¿Posibilidades para hacer qué?
R. LL: Para la ciencia, que era lo que yo quería
hacer.
SEMANA: ¿Y cree que hoy, 52 años después, sí hay esas
posibilidades?
R. LL: No. Hay muy pocas. Mucha de la gente que
va a especializarse y regresa tiene que devolverse porque en Colombia no hay
posibilidades. Otros acaban teniendo un trabajo en el que no practican lo que
estudiaron y muchos terminan de políticos o haciendo otras cosas. ¿Imagínese
uno de físico qué puede hacer aquí?
SEMANA: ¿Cómo lee a un país que no valora la ciencia
ni a sus científicos?
R. LL: Es un país que está retrasado
intelectualmente. Un país no valora la ciencia porque nadie les ha enseñado
a sus ciudadanos su valor. Y si los dirigentes no lo entienden es porque
no les interesa. A muchos lo único que les importa es tener dinero, tener
viejas, tener poder.
SEMANA: Usted viene en un momento muy importante para
este debate. Muchos dicen que la educación en Colombia está en crisis. ¿Qué
piensa?
R. LL: Yo creo que no hay ninguna crisis. Una
crisis ocurre cuando algo malo pasa. Pero cuando es crónico ya no es crisis. Es
simplemente el estado triste de Colombia. Cuando hicimos la reunión de los
sabios yo dije: “Colombia es una Cenicienta que quisiera ir al baile de los
países desarrollados”.
SEMANA: ¿Qué quería decir con eso?
R. LL: Cualquier otro grupo humano daría lo que
fuera por tener la tierra colombiana. ¿Se imagina? Con dos océanos, con agua
dulce, con todo prácticamente… La vida en Colombia es demasiado fácil. No hay
invierno, la gente no se muere de desnutrición. Hay una frase en inglés que
describe eso “Suchislife in thetropics” (“Así es la vida en el Trópico”). Por
eso yo siempre he dicho que Colombia tiene mejor tierra que gente.
SEMANA: Esa es una frase muy cruda.
R. LL: No lo es. Colombia tiene una posición
fantástica en el globo terráqueo. Pero la gente que vive ahí, precisamente
porque vive en un lugar fantástico, no tiene que competir para vivir. Salen y
se comen su plato de comida sin problema. Entonces la gente cree que la vida es
para gozar.
SEMANA: ¿Y si no es para gozarla, para qué es?
R. LL: No es para gozarla, es para pensar, que es
una manera más sofisticada de gozar. Es decir, a mí me parece sumamente
interesante que la gente quiera, como me decía un amigo, es “rumbear todo el
tiempo”. ¡Qué cosa tan aburrida! No podemos pasárnosla de cha, cha, cha hasta
la muerte.
SEMANA: ¿Y usted por qué cree que queremos solo vivir
para rumbear?
R. LL: Porque no hay educación.
SEMANA: Se cumplen 20 años de esa Misión de Sabios que
reunió a los más importantes intelectuales, incluido Gabriel García Márquez,
del país a hablar de educación. ¿Qué balance tiene de ese esfuerzo?
R. LL: Hicimos gran cantidad de libros, yo
escribí uno que se llama El Reto. Llegamos a toda clase de conclusiones que
nunca nadie leyó. Se habló de que se invirtiera en ciencia y tecnología por lo
menos el 1 por ciento del PIB y que lo deseable era que fuera más. Hoy esa
inversión no alcanza a ser ni el 1 por ciento que deseábamos en esa
época.
SEMANA: ¿Qué más siente que falta por hacer?
R. LL: Primero hay que reconocer la importancia
de la educación. Colombia no será nada hasta que no eduque su gente. El
problema siempre ha sido que no se optimiza a los individuos, no se les da la
posibilidad de llegar a lo mejor que pueden ser. Eso solo se logra con
educación pues al fin y al cabo esta se trata simplemente de optimizar las
capacidades cerebrales. ¿Cómo hacemos para optimizar? Hay que trabajar más
porque la gente entienda, que la gente sepa algo. El saber es simplemente poder
poner en contexto lo que uno sabe.
SEMANA: Usted ha dicho que la educación es tan
necesaria como el agua…
R. LL: Sí. La educación más que importante es
esencial. Si no se le da al cerebro la capacidad de optimizar seremos
individuos de segunda clase que no alcanzamos todo lo que podíamos ser. La
ventaja de la educación es que si se hace bien mejora la calidad del individuo,
por eso digo que es como el agua o una buena comida.
SEMANA: ¿Cree que los niños y niñas colombianos tienen
hoy un buen menú en ese sentido?
R. LL: El problema con los niños es que no los
quieren, no los respetan y no les ponen atención. Los niños sí saben lo que
quieren, pero esto es muy distinto a lo que les dan en la escuela. Entonces hay
rebeldía intelectual, no aprenden, se jartan. Se requiere una postura diferente
del sistema de educación que entienda que los niños son seres pensantes y
sumamente inteligentes. Hay que saber qué es lo que les gusta, porque lo que
les gusta es lo que saben hacer mejor.
SEMANA: Si tuviera que hacer un diagnóstico de los
problemas de la educación en Colombia, ¿cuáles serían sus conclusiones?
R. LL: Para mí el problema es de la metodología y
de la estructura de los profesores. Los profesores quieren tener una posición
no de guía, sino de maestros en donde solamente ellos mandan. Son ellos quienes
les dicen a los niños qué tienen que aprender y si pasan o no pasan. Así es
imposible. No son instructores, sino personas que quieren tener poder, poder de
rajar y de expulsar de la escuela.
SEMANA: ¿Y la metodología?
R. LL: Es muy sencillo. Tiene que ver con los
cursos y las cosas que se enseñan: geografía sin historia, matemáticas sin
geografía. Se enseñan cosas por separado. ¿De dónde sale la geometría si no hay
un contexto histórico? Lo único que importa es saberse las propiedades de los
triángulos para obtener una nota.
SEMANA: ¿Cómo debería ser entonces?
R. LL: ¿Para qué sirven los triángulos? Por
ejemplo, los mayas, los aztecas, los egipcios hicieron pirámides. Si las
miramos encontramos que están preciosamente organizadas con respecto al
universo. ¿Cómo hicieron para construir eso? Se requieren tres cosas: las
líneas rectas, una piola y un peso. Nada más. Entonces para esas culturas la
geometría era una herramienta para hacer agricultura. Cuando uno entiende así,
todo es muy diferente. La escuela enseña la ubicación de los ríos, pero jamás
explica la importancia del agua. Somos un baúl repleto de contenidos, pero
vacío de contexto. De ahí nuestra dificultad para aplicar el conocimiento en la
realidad.